martes, 19 de febrero de 2008

La leyenda del roble

No sé por qué, pero últimamente me veo embargado por una ansiedad lírica que me desborda. Debe ser la edad, que ha acrecentado mi sensibilidad hasta límites insospechados. Tantos años negando el romanticismo intrínseco a mi persona han acabado por desbordar mi resistencia a la belleza de las palabras.

Y han venido a mi memoria estos viejos versos, que han corrido de boca en boca durante incontables generaciones. Mis mejores recuerdos con ellos, en forma de canción, vienen de mis tiempos en México, donde en un alarde de intercambio cultural la interpretamos de viva voz, para goce y disfrute de los nativos aztecas. Qué tiempos.

Para haceros una idea, podeis escuchar esta y otras insignes melodías, aunque no son del todo fieles a la letra original, que cito a continuación



En un antiguo condado
de estirpe prosaica y noble
vive un pueblo acojonado
por la Leyenda del Roble.

Afincado entre jarales
de altas torres derruidas
ve cenecer los días
entre los vastos nogales
de hojas secas y sobrías.

Y como nido de cuervos
entre peñascos acervos
de caídos torreones,
se alza un castillo protervo
de mil pares de cojones.

Era el amo del castillo,
por vida y gracia disoluta
un gachó de horca y cuchillo,
mala leche, bruto y pillo,
un verdadero hijo de puta

Se llamaba Vergabundo
de Apalanca a Punta Pala
y era el cabrón tan fecundo
que, cuando se encandilaba,
daba por el culo a todo el mundo.

Cortejaba una doncella,
de carnes duras y prietas,
una gachí cojonuda
de exuberantes tetas.

Esta moza era sin faja
asombro de medio mundo
y en su honor Don Vergabundo
se hizo más de una paja.

Caminando con sus huestes
por los caminos de Olmedo,
vió cerca de una fuente
como la niña inocente
se estaba metiendo el dedo.

Al verla Don Vergabundo,
quedose un instante fijo,
más de pronto, en un segundo,
y enarbolando su pijo
arrastrola hasta un roble
y abriéndole los muslazos,
le sacudió cinco polvazos.

La doncella, aunque cachonda,
resistiose cual un mulo,
¿Otra ronda? - gritó el Conde -
y hasta la dió por el culo.

La muchacha cayó muerta.
No se sabe a ciencia cierta
qué fue lo que la mató,
si la embriaguez de la dicha
o los tres quince de picha
que el conde la regaló.

Y aquí termina la historia de
Vergabundo, el conde noble
que jamás enemigos tuvo
pues usó siempre la picha por lanza
y los huevos por escudo

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Hombre, asín de memoria y sin corregir mucho... yo me la sabía algo como ésto:

Entre abrojos, zarzales y arbustos
hace ya unos cuantos lustros
habia un castillo de cien torreones
y mil pares de cojones.

En el habitaba don Segismundo
un maricón de punta el haba
que daba por culo
a toa la que enamoraba.

Acertó a pasar por allá una zagala
de apretados muslos y gustosos pechos.

Don Segismundo, viola, siguiola, cazola,
atola a un árbol que allá había
y entre sus dos muslazos
le metió un par de polvazos.

La doncella se balanceaba como un mulo
y don Segismundo dio otra ronda por el culo.

Halló la moza muerta un vagabundo
no se sabe si por dicha o por desdicha
o por los dos palmos de picha
que le metió Segismundo.


La culturilla popular es lo que tiene, que es popular y cada uno copia, corta y pega como le viene en gana.

Y eso que yo, de Mexico, lo más cerca Briviesca.

Maz

Diancecht dijo...

Es lo que tienen las leyendas, que la tradición oral las enriquece allá por donde pasan. Cada pueblo y cultura deja su impronta sobre ellas. La que yo he puesto es la de más aceptación popular.

Tal y como yo la recordaba (y como suena en la canción) es:


Entre peñas escondido
de rica prosacia y noble
se halla un pueblo acojonado
por la leyenda del roble.

Habia un castillo feudal
de múltiples torreones
Era un castillo feudal
de mil pares de cojones.

Lo habita don Venebundo
Hombre sagaz y algo rudo
que cuando se encabronaba
daba por culo a "tol mundo"

Cortejaba a una doncella
de carnes duras y prietas
una gachí cojonuda
y de "suberantes" tetas

Salió el conde a guerrear
por las montañas de Arnedo
y se encontró a la doncella
que se metía el dedo

Se la llevaron al roble
le sujetaron los brazos
y don Venebundo el noble
le sacudió tres polvazos

La doncella, muy cachonda,
se resistió como pudo
El conde gritó: "¡Otra ronda!"
y se la endiñó por el culo

Nadie sabe a ciencia cierta
de qué cojones murió
si del gusto de la dicha
o de los metros de picha
que el conde le endiñó

SpiderfromMars dijo...

"En un castillo tenebroso entre condones y putas
vivía Don Juan Viruta, de profesión, hijoputa.
Comprose cien doncellas, putas todas ellas,
se folló noventa y nueve y cuando llegó a la cien:
-¡Don Juan Don Juan, tengo la regla!
-¡Qué regla ni qué compás, te la meto por delante y te la saco por detrás!"

Que alarde de sutileza¡¡¡ XD

Diancecht dijo...

Que bonita la sabiduría popular, yo me conocía una variación:


- Soy don Juan de la Perolla
el de dos metros de polla

- ¡Joder!

- Pues jodamos, bájate las bragas y empezamos.

- Don Juan, sólo la puntita
pues tengo la regla

- Cállate puta ramera
Te la meteré entera
Y si te portas bien
Te meteré los cojones también"

Anónimo dijo...

"el de dos metros de polla" ---> de aquí derivó que te llamaran el doscarriles?

Diancecht dijo...

Uy, vaya flashback de esos que me ha dado con lo de los dos carriles. Que tiempos aquellos.

Dragomira dijo...

Y no nos olvidemos de la mítica tonada, cantada a coro en noches de melopeas...

Me subí a la verja, con la polla tiesa
y le dije niña me la quieres ver,
con mucho gusto se la vería
pero esas macetas no me dejan ver.
Que coño macetas!! si son mis pelotas!!
ay madre del alma que me dice usted…
que tiene pelotas, si parecen angelotes
de esos que hinchan los carrillos
en los cuadros de ….murillo,
que tío, vaya pelotas
si eso que tiene ahí en medio mas que po..lla es un martillo..

Diancecht dijo...

En el enlace que he puesto te la puedes descargar en mp3. Todo un clásico.

El Señor No Puedo dijo...

Hay que ver cuánto daño hace la jambre.

Anónimo dijo...

Va el que yo me sé.


En un pais muy lejano, vivia el conde Viruta, de profesión hijo de puta. Tenia mil doncellas, puuuutas todas ellas. Mas solo una virgen le quedaba, Doña Ines se llamaba...
-Conde Viruta, Conde Viruta, metemé solo la puntita...
-Que puntita y que cojones, te la meteré hasta los riñones.
Y así una mañana despertose Doña Ines rebentada, acausa de su follada, dicen las lenguas mas usadas!

Anónimo dijo...

Asi a vuela pluma la que llo re cuerdo es como la de Diancecht pero con algun cambio

Entre peñas escondido
de rica prosa que hay noble
se halla un pueblo acojonado
por la leyenda del roble.

Habia un castillo feudal
de múltiples torreones
Era un castillo feudal
de mil pares de cojones.

Lo habita don Elibundo
Hombre de caracter morrudo
que cuando se encabronaba
daba por culo a "tol mundo"

Cortejaba a una doncella
de carnes duras y prietas
de inmejorables hechuras
y de exsuberantes tetas

Salió el conde a pasear
por las montañas de Arnedo
y vieron a la doncella
que se metía el dedo

Se la llevaron al roble
le sujetaron los brazos
y don Elibundo el noble
le sacudió tres polvazos

La doncella, muy cachonda,
se resistió como pudo
El conde gritó: "¡Otra ronda!"
y se la endiñó por el culo

Y aqui se acaba la historia de la vida sesibuta de un conde de alzacastillos de un verdadero hijoputa.

Anónimo dijo...

E

Anónimo dijo...

En el castillo de Cojon
Donde se follaba sin condón
Vivia Don Juan Viruta
De profesión follaputas
Tenia cien putas
Plebeyas todas ellas
Se folló noventa y nueve
Y dejó una para el jueves.
En la noche del jueves se oyó
Oh Don Juan solamente la puntita
Callate puta plebeya
Te la he de meter toda ella.
En la mañana del viernes apareció muerta la putita
No se sabe si de desdicha
O de los metros de picha
Que le metió el so cantón