viernes, 31 de agosto de 2007

Réquiem por un apéndice

Hoy me he estremecido un poco. Sí, creo que estremecido es la palabra exacta para el sentimiento que me ha producido la noticia curiosa de La Voz de Galicia de hoy: El apéndice amputado

Tiene que doler. Estoy seguro. No queda lugar a dudas. He estado intentando hacerme una composición visual del momento del penicidio. Cuchillo en mano, concentrado, canalizando tu odio hacia tu miembro, haciéndole culpable de todas tus faltas ... ¡Chas! ... un rápido movimiento de muñeca. Se separa de tu cuerpo. Se va. El pequeño señor Pene realiza su última inmersión en el retrete. Nunca lo olvidaremos.

Surgen por doquier pequeñas reflexiones sobre la vida: ¿qué pasa por la cabeza de alguien que se corta el pene?, ¿por qué tendemos a pensar que las cosas malas no son culpa nuestras, sino de elementos "externos"?, ¿tan frío y calculador se ha vuelto el mundo que la soledad nos trastorna?

Pero no dejo de pensar en la gran víctima de este suceso: el pene. El pene acompaña al hombres desde su más tierna infancia. En nuestro mundo infantil y despreocupado, lo descubrimos al mismo tiempo que descubrimos el resto de las cosas a nuestro alrededor. Al mirarnos el ombligo, descubrimos que está ahí, ya sabemos que va a estar siempre con nosotros, ya sabemos que seremos compañeros inseparables, que nos haremos el uno al otro.

Pasa el tiempo, el niño se hace un chico, y el pene cobra protagonismo. Tiene vida propia. Crece. Reclama atención. Es un nuevo juguete, un mundo por descubrir, una fuente inagotable de placer. Tus amigos tienen uno también. Es vuestro nexo de unión.

Pasa el tiempo y el chico se hace un hombre. El pene es ya maduro, señorial, de gran porte y serenidad. A los que no tienen también les gusta. Se levanta por las mañanas antes que tú. Algunos hasta hacen café.

¿Qué te puede llevar a ejecutar de tal modo a tu amigo del alma? Mi pobre mente no alcanza a comprenderlo.

jueves, 30 de agosto de 2007

Respirar por la nariz

Respirar por la nariz es uno de esos actos reflejos, cotidianos, inconscientes, que pasan desapercibidos en nuestro día a día. No notamos que lo hacemos, nos parece tan habitual que ni siquiera nos damos cuenta. Pero el día que no podemos, nos sentimos mal, echamos algo en falta, jadeamos al intentar comer un chicle.

Sí, querido e inteligente lector, me doy cuenta de esto porque tengo la nariz atascada, tupida, obstruida. Puede ser el aire acondicionado del avión, la total ausencia de descanso esta semana, el relente del sol. Puede ser. Pero yo creo que es una manifestación clara de alergia al trabajo. En fin, que esto se cura con una inmersión en las gélidas aguas del Atlántico.

Mi reflexión de hoy, cansado y ojeroso, va hacia aquellas que cosas que por cotidianas nos parecen insignificantes, que incluso ignoramos, y que sólo valoramos cuando dejamos de tenerlas.

Ya sé que no me voy a quedar calvo a base de reflexiones de mercadillo como ésta, pero no tengo la cabeza para originalidades.

Para compensar un poco el ripio aburrido y monocorde, una noticia de La voz de Galicia, fuente inagotable de curisosas informaciones: Un jabalí en la piscina

miércoles, 29 de agosto de 2007

El ciprés de Silos - Gerardo Diego



EL CIPRÉS DE SILOS


Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos
.

Sublime la poesía de Gerardo Diego, dedicada al ciprés arraigado en el monasterio de Silos. Poesía en estado puro, de métrica exacta y rima consonante. Soneto clásico, con variante ccdede en los tercetos. Musicalidad polifónica. Ritmo vibrante. Tintes épicos. Símbolo de paz interior y quietud del alma.

O tal vez no. ¿Sería una herejía dar otra interpretación a este poema tan nombrado? ¿Será solo mi mente depravada y retorcida la que ve tintes fálicos en este árbol guardián de muertos? ¿Tal vez Gerardo Diego lo escribió con una burlona sonrisa en los labios?

"Delirios verticales" - ¿Metáfora del fin de la vida o de su comienzo?
"Chorro que a las estrellas casi alcanza" - Un flujo comienza y se esparce, no permanece
"Qué ansiedades sentí de diluirme" - Dilución ... ¿en qué?

En fin, mi querido lector, a tu capricho queda tacharme de sátiro, o hacerte cómplice con una sonrisilla malévola

martes, 28 de agosto de 2007

La Presa - Michael Crichton

¿Qué diferencia una opinión de una crítica? Yo creo que nada. Estoy en contra de los críticos, al menos en el concepto de opiniones tan fundadas que no dejan lugar a la discrepancia. No es justo que una opinión sea aceptada o no según de quien venga. Si tan buenos son los críticos, que publiquen opiniones anónimas.

¿A qué viene esto? A que creo que cualquier opinión puede ser discutida e incluso ignorada, por tanto mis propias opiniones pueden ser discutidas e incluso ignoradas y por tanto no hago daño a nadie con mis opiniones.


Y ahí va una sobre un libro, La Presa de Michael Crichton.

No sé si será una opinión demasiado acertada, pero desde luego es fundada: me ha llevado casi tres años acabar el libro. Recuerdo que lo compré en el aeropuerto de México D.F. mientras anunciaban por megafonía el overbooking de mi vuelo y pedían voluntarios para viajar en el del día siguiente. Presentía una larga velada y se me ocurrió acercarme a un pequeño quiosco con un par de libros. No conocía ninguno, y este tenía la mejor portada, así que me lo llevé. Veintitrés pesos.

La velada no fue tan larga como yo pensaba. Dormí casi todo el vuelo y el libro quedó relegado al cajón de los recuerdos. Hace poco lo rescaté, y me llevó poco más de dos días acabarlo.

Lo incluiría, sin dudar demasiado, en la categoría de best-seller peliculable: trama atractiva e intrigante, acción y movimiento, fácil de leer, conspiraciones y nuevas tecnologías. Perfecto para un alarde de efectos especiales. De hecho, se me hace raro que no la hayan llevado al cine. ¡Si incluso lleva de por medio una trama amoroso-familiar con celos y niños incluidos!.

Puestos a criticar, creo que por un lado le falta un poco de psicología, más caracterización de los personajes. Lo he notado sobre todo en que se repiten mucho los nombres de los personajes en los diálogos: "Hola, Ricky", "Adiós, Mae". Cada conversación parece una sucesión de frases en la que no importa quien dice qué. Falta personalidad.

La trama en sí me gusta, y está muy bien documentada, cosa que es de agradecer, aunque tal vez los fragmentos de código sobraban. En mi opinión se mantiene la intriga y el nivel de tensión, aunque tal vez el final carece de mucha verosimilitud. Demasiado complejo, demasiadas situaciones salvadas por los pelos.

Como resumen, sirve para pasar un buen rato sin muchas aspiraciones.

lunes, 27 de agosto de 2007

El sargento de hierro

Quería dedicarle un pequeño espacio a una de mis películas favoritas: El sargento de hierro

Probablemente se trate de una película intrascendente hecha por y para el duro por excelencia del cine, pero tiene ciertas cosas que hacen que no me aburra verla una y otra vez.

Dejando a un lado sus frases míticas, esconde entre taco y taco una serie de valores que no aparecen a no ser que se haga un análisis exhaustivo: el trabajo en equipo, el valor del esfuerzo, la compasión, el compañerismo, la tragedia de la muerte, el valor de la libertad y sobre todo la capacidad de superación.

En la vida tienes dos opciones: ser un mierdas del puto pelotón de reconocimiento, o echarle cojones y tomar esa jodida colina. Pues eso

El retorno del currante

Estaba yo pensando en la famosa frase de "Mal de muchos, consuelo de tontos". Pues debo ser un poquillo tonto.

Sí, lo habeis adivinado, como tantos otros sufridos trabajadores, me reincorporo a mi puesto de trabajo después del idílico paréntesis vacacional.

Es una sensación parecida a cuando se acaba una película en el cine, o cuando vas de copiloto en el coche, quedándote dormido y anuncia el conductor que hemos llegado. Una sensación de vacío interior, de impotencia, de hastío. Con lo bien que estaba yo, ¿por qué tengo que volver?

Los psicólogos hablan de depresiones post-vacacionales como quien habla de crisis post-traumáticas. Yo soy más partidario de denominarlo ataque de vagancia. Cuanto más pasa el tiempo, más razón tengo que darle a Marcuse. Y está bien esto de la bitácora, así podré releer esto más adelante.

Estoy pensando en que realmente no necesito todo lo que creo que necesito, que podría trabajar menos y vivir más. Pero sé que cuando me zambulla de nuevo en la vorágina cotidiana me olvidaré, y volveré a pelear en la jungla de portátiles y corbatas, sin remordimientos.

Los viajes dan tiempo para pensar, recordar, reflexionar ... A veces vamos por la vida como pollos descabezados, sin saber hacia donde, y sin que nos importe. Y otras veces nos ponemos a pensar, a hacer planes de futuro, para volver a acabar como pollos descabezados.

"No somos lo que somos, sino lo que intentamos hacer para cambiar lo que somos".- Uno que sabía lo que decía

En fin, filosofía de mercadillo aparte, me produce cierto consuelo saber que no soy el único ojeroso despistado que pulula por la oficina como alma en pena, intentando recordar que era lo que hacía antes, y sobre todo por qué lo hacía. Mal de muchos ...

El hecho de que haya chicas semidesnudando sus cuerpos en la piscina de enfrente a mi ventana no ayuda a aumentar el nivel de concentración, no. Pues nada, recordadme que relea esto dentro de un par de meses.

viernes, 24 de agosto de 2007

La comunidad del mújel

Hoy he estado con ellos. He estado entre ellos. El agua estaba fría, casi cortaba la respiración. Pero allí estaban, fundiendo sus destellos plateados con el verde esmeralda del mar. Uno me ha mirado, me ha mirado a los ojos, con esa mirada que sólo un auténtico mújel puede tener. Lo he sentido en mi mente, hablándome sin hablar. Se me ha revelado, me ha dicho que escriba, que cuente, que no quede en el olvido.



Todo empezó tiempo ha. Mucho tiempo. No importa cuanto. Nadie sabe cuanto. Siempre ha ocurrido cerca del mar. Año tras año. Ellos siempre han estado a nuestro lado, aunque sólo se nos han revelado recientemente. Cada año, impulsados por un instinto inconsciente, animal, casi salvaje, nuestras andanzas nos han levado por encima de valles y montañas, a lugares donde se oían sus voces: Lanzada, Ortigueira, Cangas, Panxón, Ribeira, ...

Esto no debe quedar en el olvido. El mújel lo ha dicho. Yó sólo soy su escribano.

Este año la prueba se endureción. La Voz no se oía clara, sus designios eran oscuros. Titubeamos entre Norte y Sur, confusos. El viento del Sur de calmó y la expedición tomó rumbo Norte. Hacia un lugar ya explorado, hacia un pueblo misterioso, cuyo nombre pocos saben a ciencia cierta cómo escribir.

La expedición salió con trabas, agrupada, sin la cobertura de los habituales exploradores, por orden de algún alto mando desconocedor de la situación. Se ignoraron las tradiciones, se hizo oídos sordos a las voces de la sabiduría. Los engendros mecánicos marcaron pautas erráticas, desconocidas, desacertadas. Cundía la desazón en las huestes, desorientadas por las tierras de Iria Flavia, vagando sin rumbo, entre un tumulto de otras gentes.

Pero la Voz del mújel de oía en lontananza, nos acercábamos, muy poco a poco, demasiado poco a poco. Hubo más momentos de debilidad: Taragoña, el área de servicio. Caos y desconcierto. Pero la Voz nos guió, una vez más. Intentamos establecer el campamento base de la fortificación de Coroso, pero llegamos tarde, la plaza estaba ya tomada. En un último esfuerzo, intentamos tomar una jodida colina, pero el calor nos venció.

Finalmente, derrotados y cabizbajos nos retiramos al interior. A un lugar de paz y tranquilidad, regentado por gentes extrañas venidas de más allá de los dominios del Gran Mújel. Establecimos el campamento, en perfecta formación circular. Tiendas y maquinaria. Hombres y bestias.


Satisfechos, nos miramos, y allí estábamos. Un mensajero llegó anunciando la pronta llegada de aquel que por primera vez los vio. Y no venía sólo.

Y así se dio por formada La Comunidad del Mújel. Diez valientes, diez elegidos para escuchar su voz, para encontrarse con él, para fundirse con él.

Muchas aventuras ocurrieron en esta Comunidad, que deberán ser escritas y contadas. Pero de momento, es otra historia

lunes, 20 de agosto de 2007

Galicia global

Galicia Global

Se non é molestia para ninguén, comezarei a minisaga de comunidades virtuais escribindo en galego. Estamos ante unha pequena comunidade, de apenas un ano. Naceu o día das Letras Galegas como exercicio lúdico dentro da iniciativa para promociona-lo galego na rede de redes. Máis Internet, Mais Galego

Tal vez non sexa un punto de encontro da Galicia exterior, pero para aqueles que lev-amo-la nosa morriña por bandeira semella un pequeno espacio para lembrar a todos aqueles que tamén están coma nós.

Non é unha queixa, cada cal ten o seu propio camiño, é unha escolma de pequenas historias escritas co tempo de tantos galegos viaxantes, emigrados, exiliados ou aventureiros.

Como siempre he defenido el bilingüismo, comentaré en castellano, para aquellos visitantes que no entiendan gallego, que la web recoge a gallegos fuera de Galicia, que simplemente lanzan su testimonio de: "Estoy aquí, y sigo siendo gallego". Puede ser difícil de enteder para aquellos que no tengan nuestro apego o nuestro arraigo a la tierra, pero aquellos que alguna vez han mirado atrás con nostalgia, servirá.

And, why not in English? For you, my dear friend from elsewhere. Galicia is a small region in the North West of Spain. A green and rainy land lying next to the sea. Where people belongs to the land. Those people, wherever they are, remember where they come from.