miércoles, 29 de julio de 2009

La vuelta

Un viaje puede tener muchas partes, que no siempre son las mismas, pero suele tener dos claramente diferenciadas: la ida y la vuelta. Hoy me voy a centrar en la vuelta.

La vuelta de un viaje puede tener muchos matices, variando entre la alegría de quien vuelve a casa por Navidad o la tristeza de quien vuelve dejando atrás un amor. La ilusión de quien vuelve con un nuevo proyecto o el desánimo del que vuelve de vacaciones.

Pero para mí, siempre hay un denominador común, algo que caracteriza las vueltas de forma inequívoca: sentirte en tu ambiente. De repente estás otra vez rodeado de las cosas que conoces: los letreros son en tu idioma, conoces las carreteras, pedir un café en un bar ya no es una odisea, entiendes las conversaciones de la gente que te cruzas y puedes señalar a los guiris sin temor a equivocarte.

Ya estoy de vuelta, ya me tomé un pincho de tortilla, ya fui a la oficina, ya fui a la playa, ya vi la tele en español y ya me eché una siesta.

Que bien se está fuera, pero que bien se está en casa

2 comentarios:

El Señor No Puedo dijo...

¡Discrepandose, que es gerundio!

No todos los viajes tienen vuelta. Pregúntale a esos "hombres de familia" que viven en Campania, Sicilia o Calabria. Te harán una demostración gratuita.

Diancecht dijo...

Eso no es un viaje, es un "paseo"