martes, 20 de mayo de 2008

Culto a la vida

Puede ser un tema cultural, pero la primera idea que se me viene a la cabeza cuando me hablan de un cementerio es un lugar triste, lúgubre, tétrico, un lugar donde se da culto a la muerte para intentar mitigar el miedo que le tenemos.

Tal vez sea por eso que este cementerio en concreto me impactó. Porque no es un lugar de culto a la muerte, sino de culto a la vida. Un lugar que intenta esconder la inevitable realidad de nuestro fin alargando el recuerdo de nuestra plenitud.

No había epitafios lúgubres ni frases lapidarias. Nada de vírgenes sollozando ni de santos en actitud de arrepentimiento. Es un cementerio con estatuas de soldados, de boxeadores, de bellas jóvenes, de ángeles con las alas abiertas de esperanza. Un cementerio con sus panteones cubiertos de mensajes de amor, de recuerdo, de reconocimiento, de gloria.

A la salida del cementerio, los domingos por la tarde, nos encontramos un alegre y animado mercado de artesanía, con cientos de puestos rebosantes de cachibaches y abalorios. Podemos ver a la gente paseando con su inseparable mate, y a jóvenes alternativos tocando sus bongós entre malabar y malabar.

Y no nos llamará la atención, porque salimos de un cementerio que no es triste, por mucho que sea un cementerio.

Tiene tumbas famosas, llenas de turistas haciendo cola para fotografiarse, como la de Evita Perón, todo un símbolo nacional ...

Pero una y otra vez me sorprendí mirando a una, una en especial. Fuera del pequeño mausoleo podemos ver la estatua de una muchacha. Una muchacha joven, lozana, con sus cabellos al viento y la mirada perdida en el horizonte, escrutando con curiosidad la vida que le queda por delante. A sus pies un perro, de mirada tranquila, un amigo fiel.

Era su luna de miel. Allá en los Alpes. La muerte entró por la ventana en forma de alud, sepultando bajo su frío manto los deseos e ilusiones de la muchacha. ¿Creeis que triunfó la muerte? Puede ser. Prefiero pensar que se la llevó para evitarle la cara amarga de la vida, prefiero creer que vivió sin mancha de tristeza, envidia o dolor. Llamadme iluso si quereis.

A estas alturas ya sabreis, como poco, de que país hablo. Sí, es Argentina. Concretamente Buenos Aires. Concretamente el cementerio de Recoleta. Y antes de que alguien me lo vuelva a preguntar, Gardel no está allí. Realmente Buenos Aires rebosa Gardel, pero si lo que buscais es su tumba, debereis dirigiros al cementerio de Chacarita.

Claro que eso es otra historia ...

19 comentarios:

Diana dijo...

Hola
Holé tus cojones!. Ése es mi niño!
Quién si no, se atrevería a dar una imagen de un cementerio de forma tan positiva?
Bien por tí. Seguro que nadie se siente ofendido por llamar lugar de vida a un lugar de muertos.
Hermosa foto.
Un biquiño Dian, gracias por ampliar mi cultura.
Diana.

Diancecht dijo...

Si es que era un cementerio muy bonito, la verdad es que me gustaba mucho ir allí. Y fuera había un ambientazo impresionante.

Ains, que tiempos aquellos.

Bicos,
Dian

Anónimo dijo...

Me encantaria poder acabar mis dias en ese cementerio tan alegre!De vez en cuando saldria de mi tumba y echaria un ojo a las ofertas del mercadillo.Un beso de gautama sidarta

Diancecht dijo...

Pues la verdad es que tienen cosas interesantes, sobre todo de artesanía, muy difícil de encontrar en otros lugares.

Lo que no he contado y que me llámó mucho la atención fue la cantidad de gatos gordos que pululaban por allí

canceleiro dijo...

Interesantes las visitas turísticas a cementerios. El de Recoleta está muy bien, pena que no conociese a casi nadie de los enterrados allí.

Me gustó mucho más el de Pere Lachaise en París rebosante de gente conocida (aunque un poco más lúgubre). Allí está mi idolatrado Jim Morrison, o Edith Piaf, o Oscar Wilde,...

http://viajoluegoexisto.blogspot.com/2008/05/viaje-musical-pars.html

Diancecht dijo...

Lo mío más que visita turística era costumbre, pero bueno.

La verdad es que eso de las tumbas de famosos nunca me ha llamado la atención, al fin y al cabo són solo un puñado de polvo a esas alturas.

Maz dijo...

A estas alturas, un puñado de polvos son muchos polvos.

Yo lo sé porque me lo han contao, vaya.

Diancecht dijo...

Como bien dijo Einstein, todo es relativo. Hay puñados y puñados, y hay días y años. Un puñado grande al día no es lo mismo que un puñadito al año ...

Anónimo dijo...

Me estoy liando con lo de los polvos....pero si son un puñado...me apunto a uno con cada uno!.Gautama sidarta

Maz dijo...

Apúntate, apúntate... yo en su día me apunté a un piso de protección oficial y todavía estoy esperando.

Para lo de los polvos, al menos, no te piden la declaración de la renta. De momento.

Anónimo dijo...

Pues fijate MAZ,la casualidad que yo vivo en uno y no tuve ningun problema.Vente aqui a castellon que lo tendras mas facil.asi aprovechamos....gautama

Maz dijo...

Juas...
¿Qué aprovechamos, habitaciones en alquiler? :)

Anónimo dijo...

y porque no?

Diancecht dijo...

Esto de hablar abiertamente de este tipo de cosas no está bien visto socialmente. Está claro que todo el mundo lo hace, o al menos le gustaría hacerlo, pero decirlo en voz alta o dejar constancia escrita no es de buen gusto.

Vaya, que está feo hablar de pisos de protección oficial ...

Anónimo dijo...

Lo he pillado Dianchet,hablaremos mejor del aire puro de la casita de campo....

Maz dijo...

A ver cómo me las compongo para, sútil y hábilmente, retomar el tema principal del tema.

Sólo diré que yo ya voy pensando en comprar una parcelita con panteón y sótano de protección oficial, si las hay. Y si no quedan, con un nicho adosado libre me conformo.

De momento me voy mirando una cuenta vivienda para la "otra vida", pero que desgrave lo que tenga que desgravar en esta, que una vez muerto me va a dar mucha pereza andar con trámites burocráticos. Y no será por falta de tiempo, supongo.

Porque inmuebles de este tipo en alquilier, préstamo o incluso renting ¿los hay?.
Aunque sean de duración determinada, que me conformo con que la propiedad se me garantice por, al menos, un 50% del tiempo que dure la muerte. O al menos una muerte media, que yo la mía espero tenerla bien larga, si la ciencia no me lo impide.

Lo que no quiero es compartir, porque mira, te toca un indeseable al lado y... joder! que es para toda la vida!

Y ahora dira Dian:
-"Jo jo jo, ¡festival del humor negro con el tito Maz!"

Saludos tétricos

Diancecht dijo...

Pues hombre, humor para todos los públicos no es. O por lo menos no para poner en la puerta de un hospital.

Y es un tema que no está para bromas. Porque la cosa dista bastante de ser eterna, como mucho la concesión por 75 años. Y aunque sea renovable, pues sólo por no levantarte ya se te quitan las ganas.

Y lo complicado de todo es cambiarse, porque al principio todo es precioso, que si las florecitas, que si el ébano barnizado, pero luego vienen las humedades, que son malísimas para los huesos.

Por no hablar del piso, que al principio tienes el hueco para ti solito, amplio y espacioso, pero al cabo de unos añitos, llegan inquilinos nuevos y te trasladan al sótano, que tiene mucha menos ventilación y nada de luz natural.

Vaya, a mí que me incineren, que como me pillen un sábado por la noche me voy a pasar una semana ardiendo.

Maz dijo...

Diancecht dijo:
>Vaya, a mí que me incineren, que
>como me pillen un sábado por la
>noche me voy a pasar una semana
>ardiendo.

Lo dices por:
a. por muy pecador, en el infierno.
b. por mucho alcohol.
c. por mucha paja.

Nota: no son excluyentes, ovbio.

Diancecht dijo...

La respuesta correcta es la b, por supuesto. Y que conste que tus constantes referencias a mi autocomplacencia están muy lejos de hacer mella en mí