viernes, 2 de noviembre de 2012

Maldito Halloween

La verdad es que el título de la entrada iba a ser otro, pero estoy seguro de que mi selecta audiencia no disfrutaría de la palabra "puto" en letras tan grandes. Lo malo es que sé que ésta es una batalla perdida de antemano, pero como el derecho a la pataleta es universal, aunque no consiga nada voy a quedarme a gusto.

Y es que me rechinan los dientes cada 1 de noviembre con esta maldita americanada. En las épocas de los nacionalismos exacerbados, de la conservación de la propia cultura por encima de los límites de la racionalidad; en los tiempos de la antiglobalización y la exaltación del microentorno; en estos tiempos precisamente, vamos y nos disfrazamos de brujas y zombies, nos ponemos a vaciar calabazas y llenamos todo de telarañas. Manda narices.

No, no me vale la excusa de ir de fiesta. ¿Desde cuando necesitamos algo raro para montar una fiesta? Somos fiesteros por naturaleza y ya teníamos fiestas antes de que nos obligaran a ir mendigando por las puertas al grito de "¿truco o trato?". Y ni siquiera para vestirnos (porque en mi tierra la gente no se disfraza, se viste).

¿Y sabéis por qué digo que es una batalla perdida? Porque nuestros niños ya es lo único que conocen. Desde pequeñitos los han disfrazado y los han llevado a por caramelos. Es lo que han aprendido y lo que van a transmitir. Puede que nosotros de momento lo usemos como una fiesta más y sepamos que nuestras tradiciones son realmente otras, pero esto ya no será así en la siguiente generación. Mi enhorabuena a los yanquis.

Tampoco digo que neguemos la alegría a los niños y que los llevemos bajo la lluvia a los cementerios, pero sí que sepan cuáles son nuestros orígenes y cuales no. Que sepan por qué se llevan flores a las tumbas y que hay un día al año que recordamos a los Fieles Difuntos.

Mención aparte merece el Samain. Lo siento, pero tampoco soy muy partidario. Sí, es el origen de todo y es fuente de grandes historias y leyendas, pero no deja de ser un mal parche para intentar frenar la invasión de ultramar. Lo que no creo que se pueda hacer es inventar tradiciones. Las tradiciones lo son por la solera, por el arraigo, no por la lógica o la investigación histórica. No está en nuestra mano decidir cuáles son nuestras tradiciones, sino decidir cuáles serán las de nuestros hijos.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

La culpa es del 123 y la ruperta. XD

FoscaNeus dijo...

Recuerdo una noche de difuntos contigo y otros cuantos "taraos" del chat por Soria... no hacía frío ni na!!!

Diancecht dijo...

De hecho, si se llegan a levantar los muertos, se volvían a meter. Eso sí, qué bien lo pasamos