lunes, 3 de septiembre de 2007

Hay un troll en mi ordenador

A veces me parece que cada persona es como una especie de isla. Una isla desierta. Y el mundo es un mar lleno de islas. De islas pequeñas, de islas grandes, de islas verdes con playas paradisíacas, de islas negras con furiosos volcanes. Esas islas se mueven. A veces se acercan a otras islas, a veces hay muchas islas juntas.

Dije que era una isla desierta, pero no es verdad. En la isla hay nativos, pequeños aborígenes. Saltan de isla a isla cuando se acercan. A veces se hacen amigos en las otras islas, otras veces van a hacer la guerra.

Supongo que a estas alturas, si es que hay alguien leyendo a estas alturas, el sufrido lector se preguntará por el tamaño del canto rodado que ha golpeado al escritor en la cabeza. A lo que yo iba, divagaciones aparte, es que estamos acostumbrados a lo que nos rodea, nuestras calles, nuestros amigos, nuestras expresiones ...

Y si usamos una de esas expresiones fuera de nuestro círculo habitual, la gente nos mira raro. La gracia supergraciosa de la pandilla pierde fuelle en la pandilla de al lado. De hecho, ni hace gracia.

Y esto de Internet es algo así como una pandilla: tiene sus gracias, sus historias, sus palabros: los troyanos ya no combaten a los griegos, los ratones ya no tienen miedo a los gatos, los gusanos ya no reptan ... Algún día contaré un poco historias de Internet, de aquellos viejos tiempos, pero el tema de hoy es uno de esos palabros de Internet: troll

A muchos de nosotros nos viene a la mente una criatura semiazulada intentando ensartar a Frodo como a una vulgar aceituna. Conviene recordar que los trolls originales son anteriores a Tolkien, concretamente personajes mitológicos nórdicos (sí, como los edredones): Trol original.

Pero si hablamos de Internet, un troll es otra cosa. En este blog hemos tenido uno. Concretamente, en el primer comentario a El retorno del currante.

Un troll de Internet es, en otras palabras, el típico pesado que viene a meter baza en una conversación por el simple hecho de molestar, interrumpir o darse aires de grandeza.

Curioso palabro.

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